Viste cuando pasa algo repentinamente, que no te lo esperabas para nada?
Cuando por fin creí que tomé una decisión correcta, que todo iba a salir bien, que esta vez no iba a fracasar como siempre...
Qué niña ilusa, qué niña torpe.
Fui débil, como siempre! Fui débil y me enamoré "Ay si, ay si, qué lindo el amor!"
No.
Cuando esta tarada cae enamorada, son más las lágrimas, el dolor, el sufrimiento y el vacío, que la 'felicidad' que puedo llegar a sentir.
Y es así, vine al mundo para sufrir. Vine acá para pasarla mal, para gastar lágrimas, para romper cartas llenas de promesas vacías. La felicidad no es para mí, quizás no me la merezca, no sé. Pero no es para mí.
Quizás sea una persona fría, arisca y distante. Pero soy así para mantener alejada a la gente, para no permitirme 'sentir'. Aunque siempre aparece alguna personita que logra hacerme bajar la guardia, que logra hacerme sentir un cosquilleo en la panza con su sonrisita y me vuelve idiota con sus ojitos... una personita que me destroza, me arruina y me deja echa pedazos.
Hace unos minutos rompí esa cartulina enorme en la cual por primera vez me permití escribir lo que sentía, esa cartulina rectangular, azul, tooooda escrita con marcador indeleble. Llena de palabras rebalsantes de amor, cariño y pasión... llena de felicidad. Y ¿Sabés qué? Mientras la rompía en 2, 4, 8, 16 e infinitos pedazos, mi corazón lloraba... pero al mismo tiempo mi alma se liberaba.
Solo espero, solo espero... que junto con esa felicidad que rompí, haya roto también el dolor que me hiciste sentir.
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