Jamás me imaginé que podría llegar a ser feliz. Desde aquella vez, pensé que la felicidad no era para mí. Nunca nada me salió bien, nunca nadie me fue fiel.
Hoy brindo por aquellos que se hacían llamar 'amigos' y cuando tropecé me dieron la espalda, por aquel que me dijo que era única y al poco tiempo me cambió por otra, por la gente que me critica a mis espaldas, por las personas que les gusta meterse en mi vida... por todos ellos, que me enseñaron a ser fuerte, madurar y crecer como persona. Y por último, brindo por vos, que apareciste de la nada y me enseñaste a vivir y a ser feliz.
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